De siempre los marineros se han orientado a partir de las estrellas para coger el rumbo adecuado. Por otro lado, han sido expertos en leer bien las nubes y el viento para prever cómo estará la mar y saber si pueden salir o no a faenar.
Hoy en día, gracias a los medios tecnológicos los patrones de los barcos pueden recurrir a las noticias en internet casi minuto a minuto para saber si habrá o no tormentas, cuál será la velocidad del viento, si habrá marejadas, su localización a través del GPS ,etc. Sin embargo, la naturaleza no se deja anticipar siempre y ocasionalmente surgen temporales que no estaban previstos, los vientos rolan, los chubascos arrecian, las olas aumentan su envergadura como titanes colosales. Nuestra embarcación comienza a desestabilizase y la ansiedad empieza a correr a raudales.
¿Y qué hacen los marineros avezados cuando llegan estos imprevistos? O mejor ¿qué no hacen?,Pues no se ponen a discutir sobre si parece lluvia o no lo es, si han sido truenos o no lo han sido. Tampoco maldicen al cielo por una tormenta que ellos no tenían prevista, ni culpan a unos y a otros, a los dioses o a los mares. Tampoco huyen a esconderse, a pesar de que sientan miedo y angustia por el temporal.
1.- RECONOZCO Y ACEPTO

¿Sabéis lo primero que hacen los marineros con experiencia? Reconocer y Aceptar que están ante un temporal y comunicarlo a toda la tripulación. Esto es lo primero que también podemos hacer nosotros cuando sentimos un temporal interno. Reconocemos y nos damos el aviso.
Un temporal interno puede estar compuesto por gotas de tristeza, granizos de rabia, oleadas de ansiedad, truenos de miedo, o una combinación de todos ellos. Y en ocasiones, como les pasa a los marineros, no sabemos cuándo vamos a tener uno de estos temporales, simplemente llegan y no podemos evitarlo, la naturaleza externa e interna es así. Para reconocer y aceptar que tengo un temporal interno, tengo que dirigir mi atención a las primeras señales de mi interior. Puedo cerrar momentáneamente los ojos y mirar dentro de mí.
PODEMOS PARAR Y PREGUNTARNOS
¿Cómo está mi cuerpo? Siento la tormenta en alguna parte de mi cuerpo en especial. ¿Dónde exactamente? ¿Son gotas o chaparrones? ¿son de rabia, miedo, ansiedad? Intenta simplemente ponerle un nombre a eso que sientes, sin necesidad de hacer nada más que observarlo. Da tu propio parte meteorológico en este momento. Puedes también asomarte a las nubes de tus pensamientos. Estos, como las nubes, van y vienen. A veces más deprisa y otras más despacio. En ocasiones hay un nubarrón único grande, como un pensamiento molesto permanente que puede ser – No voy a poder-, -Esto es una porquería- – Me voy a largar- u otros tantos.
Dedícale unos segundos a esas nubes, capta un pensamiento y mételo en una nube, y ahora déjala que se vaya. Imagina que cada uno de los pensamientos dentro de una nube se desplazan y desaparecen de tu cielo. Imagina que desde la izquierda de una pantalla imaginaria las nubes se van hacia la derecha hasta desaparecer. Aparecerán otros pensamientos y podemos hacer lo mismo durante unos segundos. Es fácil decirlo, pero cuando uno está ahí.. . Sin embargo, merece la pena entrenar este músculo para desidentificarnos de nuestros propios pensamientos. Los pensamientos son solo eso, pensamientos, no somos nosotros. Nosotros somos mucho más que nuestros pensamientos.
2.- LA RESPIRACIÓN COMO ANCLA PRINCIPAL
Ahora podemos centrarnos en nuestro ancla principal, la respiración. Como los buenos patrones, a veces tenemos que echar el ancla y descansar para que no se rompan los palos de las velas u otros enseres del barco. Siente tu respiración como algo que nos conecta al aquí y ahora. Puedes poner atención en tu tripa, en la nariz o en la boca. Elige el sitio donde sientas mejor tu respiración. Atender a nuestra respiración como un ancla es algo que tienen a su disposición siempre todos los marineros expertos. Y como los marineros, esto nos permite tomarnos un respiro y enderezar el barco. Con ello podemos abrir un espacio para tomar decisiones más claras y percibir mayor estabilidad. Intenta concentrarte en las sensaciones del cuerpo al respirar.
Cuando hacemos esto es normal que aparezcan nuevas nubes de pensamientos u otra cosa. Cuando esto pasa, y siempre con amabilidad llevamos nuevamente la atención a esa parte del cuerpo donde sentimos mejor nuestra respiración .

3.- DIARIO DE BITÁCORA
Y para finalizar siempre puedes echar un vistazo a tu diario de bitácora. En él comprobarás que muchas veces antes hubo temporales. A veces más fuertes que otras, pero siempre terminaron. Por eso el temporal se llama temporal, pues tiene un tiempo limitado y luego desaparece. El temporal aunque a veces creamos que va a durar siempre y que en nuestra mente parece eterno, no es así, siempre termina. Podemos recordarnos en plena tormenta, que éste pasará como lo hicieron otros temporales previos. Incluso podemos recrear en nuestra mente la manera en la que nos sentimos cuando el temporal pasó alguna vez. Puedo corporeizarlo sintiendo a partir del recuerdo la calma que dejó después de la tormenta. ¡Siéntelo!

RESUMEN: los 3 pasos del marinero avezado
1- Reconozco y acepto que hay un temporal. Se lo comunican a sí mismos (lo verbalizo internamente)
Exploro mi interior: Sensaciones del cuerpo (gotas o chaparrones de qué?). Parte meteorológico (tristeza, rabia,ansiedad…) Pensamientos en nubes
2- Utilizo mi ancla personal con mi respiración.
3- Diario de Bitácora. Pienso que el temporal es temporal
PODEMOS PARAR Y PREGUNTARNOS
¿Cuándo fue la última vez que tuviste un temporal interno?
¿Cuáles fueron las sensaciones? ¿Y los pensamientos? ¿Y las emociones?
¿Qué hiciste para capear el temporal?
¿Podrías ensayar en tu mente los 3 pasos del marinero avezado? Elige un temporal de grado 3 (si imaginamos que existen temporales internos de 1 a 10) que en la actualidad sientas en tu interior.
