
No resulta fácil gestionar toda la complejidad del entorno educativo (padres, alumnos, profesores, administración…). Además del aumento de los controles tanto internos como externos que se tienen que desarrollar dentro de los centros, los imprevistos y las urgencias van sacudiendo la agenda del planificador sin contemplaciones.
Cada vez que intentamos impulsar un cambio en los centros (metodologías, calidad, etc) reconocemos los obstáculos y resistencias. Sin embargo, somos conscientes de que los centros tienen que renovarse de forma rigurosa y consistente para poder continuar con sus proyectos educativos.
Pero PODEMOS PARAR Y PREGUNTARNOS:
¿Estamos preparados para afrontar con serenidad y claridad muchos de los desafíos del día a día?
¿De qué forma nos cuidamos para cultivar el equilibrio necesario para comprender y tomar decisiones ecuánimes?
¿De qué manera potenciamos el bienestar de los recursos humanos del centro generando una atmósfera de acogida y comprensión?
El mindfulness se ha revelado como un importante recurso para mitigar el estrés y en general todos los síntomas vinculados a cuadros de ansiedad. La mejora de nuestra concentración y capacidad de priorización pueden ser relevantes para nuestro rol de gestores/mediadores. Por otro lado, y dada la cantidad de problemáticas que los directivos recepcionan en el día a día, mindfulness puede constituir un depurador que ayuda a procesar esas experiencias. La mejora en la regulación que parece proporcionar mindfulness es sin duda un gran aliado en la relación con el claustro y otros agentes. Finalmente, si se decide apostar por la práctica del mindfulness es principal que los primeros que puedan acercarse a la práctica sean los propios directivos del centro para encarnar en primera persona los valores y beneficios del mismo.
Más información- Jornada de 1 hora (Introducción)
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